Haber vivido durante 10 años en Villa la Angostura, la del camino
de tierra y el Bayo con Poma de madera, me permitió conocer y
amar la vida en la naturaleza, de tal forma que ya nada fue igual
a aquel estilo de porteño universitario.
A partir de entonces mi espíritu ha establecido un puente que
enlaza el vibrante palpitar urbano de un hombre anónimo,
tecnológico, hiperinformado y actual, con la entidad de un ser
humano sensible con su entorno, con tiempo disponible y espacio
generoso.
El contraste es notable. La forma de ver las cosas toma
objetividad; la escala de valores se aclara y simplifica; y tu
posición frente a la vida encuentra otras razones, otras
prioridades.
En buena medida, las maravillas que vas a ver a través de los
programas que propongo en estas páginas, quieren brindarte la
posibilidad de que establezcas tu propio puente, para que
encuentres la alegría y la emoción en el reflejo de tu alma.
Quiero proponerte esta idea. Ojalá que podamos compartirla,
y... de paso nos conocemos.
Cordialmente
Gustavo Lachica